15.2.18

El anochecer y la noche.
Llegó, y le toca en estos textos que debe estar. 
Quiere presumir su transcurrir.          
Tiene que ver con el desarrollo de los días.
Como esa línea de división que se separa.
Encontrando su curso para acelerar su constante fluir.
El anochecer puede verse como el comienzo de las sombras.
Es el que te proporciona el dormitar calmado.
Y por tanto arrullándote en el descaso.
Todos los días, no importa si hay buen o mal tiempo, ahí se haya.
Ahí está, ayudando a que encuentre muchas historias de lo nocturno.
Creando y facilitando una vida llena de diversidad.
Insectos que solo salen cuando esta aparece.
Y otros animales que le rinden tributo a su presencia.
El anochecer se transforma con el pasar del tiempo.
Se mueve entre lo oscuro y las tinieblas del día temprano que se acerca.
Preparándose para asustar a algunos que le temen.
El anochecer es capaz de ocultar a la niebla que no desea verse.
Solo la luna se presenta para darle un poco de claridad.
Dependiendo del tiempo el anochecer será otro.
Su aliado el silencio le proporciona una cierta calma.
Hay quienes utilizan a la noche para hacer travesuras.
Hemos inventado acciones para romper con lo oscuro.
Nos armamos de instrumentos que generan energía luminosa.
Para importunar su presencia y obligar a replegarse a la noche.
El anochecer proporciona encanto al vivir.
Es también aliado del amor porque brinda el espacio adecuado.
Y aunque no deja percibir con facilidad, siente lo indiscreto de nuestro entorno.
Por eso la noche se oculta de las miradas no gratas.
El anochecer es el comienzo del transitar nocturno.
Y abre sus puertas a la mañana que comienza a despertar.
Es la preferida de muchos que la utilizan para ocultar sus instintos.

De todas manera el anochecer, que permite respirar a la noche, es grato para nuestra vida.

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